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jueves, 25 de marzo de 2010

Tristísima la tarde va cayendo

Tristísima la tarde va cayendo,
ya devenida en nochecita fresca;
silenciosa y brutal pega en mi espalda
como ola de plomo, como rayo,
como zarpazo-puma sobre frágil rumiante.

Llena de faunas tristes, angustias hechas flores
y frustraciones condenadas a seguir existiendo
en el día que prosigue, va cayendo la tarde...

Va cayendo la tarde y caigo con ella,
vencido, hachado, herido-entrañas-rotas,
angustias malditamente eternas;
voy despacitamente hacia mi noche,
donde entre sueño hondo, duermevela,
duermepoco, duermereando,
iré perdiendo tiempo
en el tramposo juego de la vida.

Identidad

Identidad

Algunos preguntarán:
¿a qué he venido?
he venido a decir,
a jugar a juglar.

Algunos preguntarán:
¿quién soy?

Soy la piedra,
el canto,
la ceniza;
soy la rama del árbol,
la flor,
el fruto;
soy las letras que escribo
y los besos
y la mujer que amo;
soy mi perro,
su hueso
y su almohadón
soy el chico en la calle,
algún viejo olvidado,
la injusticia,
el hambre,
la tarde – la mañana – la noche;

y aún así / tengo resto
para ser / otras cosas…

domingo, 14 de marzo de 2010

Primero de Junio

(a J.C.B.O.)

Hoy se vistió de luto la palabra
y hasta la piedra dura es una lágrima;
hay un silencio de vinos y ginebras
y la esperanza de que preñen al idioma,          
                                   es casi una quimera.

Se ha quedado dormido para siempre
el semental del verbo,
La Pampa es una herida que no sana,
las bestias palabreras –de cola entre las patas-
se han metido en sus cuevas.

Hoy es otoño-luto-Pampa-lágrimatinta.
Hoy toda la poesía viste negro,
el arte se ha quedado sin cojones…

Al estilo Bustriazo,
alcemos copas en un brindis morado:
el Penca fue
                        a reencontrarse
                                                    con sus musas.

Hora de cambios

Porque no me quiero
morir así de viejo:
tirado en un asilo,
perdido en mi memoria
andando sin la rosa
que antes marcó los vientos,
con la nostalgia a cuestas
de alguna juventud;

porque tampoco quiero
arrugas en la frente
ni sobrinos ni nietos
ni flores ni coronas
ni volverme una pila
de ladrillos y portland
donde exhiban mi foto
mi placa mi recuerdo
y me tiren con flores
cuando empiece noviembre
y algún que otro domingo
perdido por las siestas;

y andar deseando cosas
que mi cuerpo archiviejo
ya no pueda soñar...

por todas esas cosas
y algunas que se escapan,
decido juntar todo
tirar al diablo el nombre
quemar el apellido,
las letras que me forman
mis números legales
mi ancianitud mi casa

y salir a la vida
con un sueño en los dientes
con la brújula roja
latidora y rabiosa

y comerme los días
con noches y con tardes
con mañanas y siestas

y beberme las nubes
hasta empachar de lluvia

y beberme
la vida
hasta embriagar

de vida.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Por Ponerle Algún Nombre

El nombrador,
-el que amasó la forma de las piedras
y le obsequió la furia a mares y volcanes-,
le dio capacidad para alzarse
con más fuerza que antes,
después de las derrotas;
le amalgamó en el pecho,
un corazón duro-caldén,
sencillo-agua,
noble-madera…

La llamó aparte y le dijo:
“serás hija / madre / abuela
serás tía / institutriz / comadre;
parirás los hijos con dolor,
les darás tu cuerpo de alimento,
defenderás lo justo, a matar o morir, si es necesario,
te cargarás al hombro
las casas y las cosas,
serás transparente como el vidrio
fuerte como el acero
mientras que como el viento, blanda…

Te será todo difícil,
pero darás pelea:
no es el hastío ninguna alternativa,
ni excusa valida mil pálidos fracasos,
para bajar los brazos…”

después de estas palabras,
besándole la frente,
por ponerle algún nombre,
la llamó: MUJER.