Tristísima la tarde va cayendo,
ya devenida en nochecita fresca;
silenciosa y brutal pega en mi espalda
como ola de plomo, como rayo,
como zarpazo-puma sobre frágil rumiante.
Llena de faunas tristes, angustias hechas flores
y frustraciones condenadas a seguir existiendo
en el día que prosigue, va cayendo la tarde...
Va cayendo la tarde y caigo con ella,
vencido, hachado, herido-entrañas-rotas,
angustias malditamente eternas;
voy despacitamente hacia mi noche,
donde entre sueño hondo, duermevela,
duermepoco, duermereando,
iré perdiendo tiempo
en el tramposo juego de la vida.
jueves, 25 de marzo de 2010
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