El nombrador,
-el que amasó la forma de las piedras
y le obsequió la furia a mares y volcanes-,
le dio capacidad para alzarse
con más fuerza que antes,
después de las derrotas;
le amalgamó en el pecho,
un corazón duro-caldén,
sencillo-agua,
noble-madera…
La llamó aparte y le dijo:
“serás hija / madre / abuela
serás tía / institutriz / comadre;
parirás los hijos con dolor,
les darás tu cuerpo de alimento,
defenderás lo justo, a matar o morir, si es necesario,
te cargarás al hombro
las casas y las cosas,
serás transparente como el vidrio
fuerte como el acero
mientras que como el viento, blanda…
Te será todo difícil,
pero darás pelea:
no es el hastío ninguna alternativa,
ni excusa valida mil pálidos fracasos,
para bajar los brazos…”
después de estas palabras,
besándole la frente,
por ponerle algún nombre,
la llamó: MUJER.
miércoles, 10 de marzo de 2010
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